Mar 9
En la ganadería familiar, la nueva generación se encarga de continuar el trabajo que se ha realizado hasta el momento, decidiendo el nuevo rumbo del negocio. En un mundo con tecnología cada vez más avanzada y un mercado siempre competitivo, es necesario saber tomar las decisiones correctas.
Fue con esta misión que creció Fernanda Guerra, productora de la región Cerro de las Armas, departamento de Colonia, Uruguay. Para ella, su trayectoria profesional fue clara desde temprana edad.
“Es una empresa que está en la quinta generación. Para mí, fue muy fácil seguir este camino. Viví toda mi vida en el mismo lugar. El campo es mi estilo de vida y creo que no pude hacer otra cosa”, dice Fernanda, quien está a cargo de todos los procesos reproductivos del establecimiento El Trébol.
A los 16 años Fernanda inició su formación en el área reproductiva, con un curso de inseminación. Diez años después, confirma que fue la decisión correcta.
“Fue con este curso que me di cuenta de que la parte reproductiva era mi vocación”, comenta. Al ser parte de la nueva generación de mujeres que toman el liderazgo de las propiedades rurales a nivel mundial, Fernanda entiende que el mundo está cambiando para mejor en cuanto a la participación de las mujeres en este escenario.
“Está claro que hay retos para la mujer, pero la ganadería está cada vez más integrada. Desde el trabajo de campo hasta la nutrición, la investigación, etc. Todos estos ámbitos tienen una presencia cada vez más expresiva de la mujer”, dice.
A pesar de los desafíos, la productora sostiene que el equilibrio es la solución: “Me parece muy importante que haya tanta presencia femenina como masculina en el campo. Es necesario que haya un equilibrio entre los dos géneros. En mi caso, sé que yo puedo hacer cualquier trabajo que pueda hacer un hombre. Esta es la nueva realidad”, señala.
Para ella, la tecnología es uno de los factores que influyen en este fenómeno. “Nunca habíamos tenido tanta tecnología al alcance de la mano. Tenemos que aprovecharla y usarla para aumentar la productividad en el campo, accesible para todos los que quieran invertir en el sector”, dice Fernanda.
Asociación de segunda generación.
La relación entre El Trébol y ABS comenzó hace muchos años, cuando el padre de Fernanda contrató los primeros servicios de la empresa.
“Es una empresa con una trayectoria impecable y muy buen respaldo genético, que no cambiaríamos por ninguna otra”, evalúa.
En 2012, la propiedad comenzó a utilizar genética sexada para inseminar el rebaño holandés, lo que aumentó la producción de leche. Las inseminaciones se combinaron con semen de Angus, eliminando los machos Holstein y criando terneros llamados Holangus.
En 2020, la tecnología ABS marcó la diferencia en la lechería, con la llegada de Beef InFocus.
“Hicimos las primeras inseminaciones el año pasado y, hace unos días, empezamos a ver los primeros resultados, lo que nos impresionó mucho”, revela.
Con base en los resultados probados desde la generación anterior, Fernanda dice que tiene la intención de seguir usando productos ABS para crecer aún más. “Contando con el asesoramiento de especialistas en genética, logramos mejorar, por ejemplo, características como ubres, patas y sólidos en la leche. ¡Solo podemos agradecer a ABS!”, concluye.