Anibal Ballarotti para Progressive Dairy, EE.UU.🇺🇸
La cría de ganado lechero se ha convertido a día de hoy en una actividad cada vez más compleja, sobre todo debido a sus exigencias multidisciplinarias. Es esencial que los productores de leche y sus asesores tengan una visión de 360 grados del negocio.
En la Era de la Información hay muchas fuentes de datos a disposición de los ganaderos y asesores, pero a veces les cuesta integrar todos los factores relacionados con el éxito: fertilidad, genética, producción de leche, nutrición, alojamiento, salud, etc. Los asesores pueden entrar en detalles profundos sobre los beneficios de una inyección hormonal extra en un programa de I.A. sincronizada o la adición de algunos aminoácidos protectores en la formulación de las raciones. Sin embargo, pueden pasar por alto otros factores más básicos, como el acceso al agua potable, la comida o la calidad de la cama.
Tal vez debido al tamaño de los rebaños que crecen desde cientos de vacas en granjas pequeñas y medianas, hasta miles de vacas en enormes explotaciones, corremos el riesgo de no considerar factores simples pero esenciales en este complejo sistema: Las propias vacas. Si las vacas pudieran hablar, podrían decirnos muy bien cuáles son sus necesidades para una vida feliz (y productiva). Si no nos tomamos el tiempo de observar cuidadosamente a las vacas e intentar evaluar sus vidas a través de sus propios ojos, podemos pasar por alto importantes pistas esenciales para un rebaño sano, feliz y productivo.
Afortunadamente, hay tecnologías y sistemas de monitoreo de animales como Cow Signals y otros disponibles para ayudarnos a hacer precisamente eso. Estos sistemas establecen nuestro punto de referencia con una simple pregunta: ¿Estamos proveyendo las necesidades básicas de las vacas? Esencialmente, debemos proporcionar aire, luz, espacio, alimento, agua y descanso para establecer una buena salud en una vaca lechera. Estas necesidades pueden parecer fáciles de satisfacer. ¿Pero estamos pasando por alto lo obvio?
En el nivel más básico, el simple hecho de pasar algún tiempo observando el comportamiento de la vaca en el establo puede ser un fuerte indicador de si se están cubriendo o no esas necesidades básicas. Cuando no va a la sala de ordeño, a una vaca feliz le gusta comer, beber, descansar y tomar tiempo para caminar y socializar. Si no está haciendo ninguna de estas cuatro cosas, sino que sólo está parada y esperando pasivamente, podría estar diciéndonos que algo anda mal. Algunas necesidades básicas no han sido satisfechas. Con eso en mente, podemos sumergirnos en estas necesidades y lo que podemos conocer sobre ellas, simplemente mirando y escuchando a nuestras vacas:
1. Aire: Las vacas quieren el máximo de aire fresco y ventilación.
Una vaca que levanta la cabeza a cualquier espacio abierto sobre las paredes del establo puede indicar una necesidad de aire más fresco. Las vacas lactantes aumentan considerablemente su temperatura corporal. Para deshacerse de este exceso de temperatura, primeramente incrementan su ritmo de respiración. Intentan refrescarse permaneciendo de pie, en lugar de acostadas. Estar de pie facilita los movimientos respiratorios. A veces levantan la parte superior del cuerpo por encima de la parte posterior para facilitar la respiración. La temperatura óptima para las vacas lactantes es de 15 a 60º F. Por debajo de 40º F, necesitan energía extra para mantenerse calientes. Dependiendo de la humedad, a más de 70º F las vacas empiezan a mostrar los primeros signos de estrés.
2. Luz: A las vacas con producción de leche y fertilidad óptimas les gusta tener de 14 a 16 horas de luz por día y de seis a ocho horas de oscuridad.
A las vacas secas y novillas próximas al parto les gusta tener 8 horas de luz y 16 horas de oscuridad. Luz significa 200 lux a nivel de la vaca en cualquier parte del establo. Puede verificar este nivel usando un medidor de luz, o una simple prueba es comprobar si puede leer un periódico en cualquier lugar del establo. Oscuridad significa 50 lux o menos, lo cual es percibido como noche por las vacas. La oscuridad puede cambiar su ciclo circadiano, posiblemente disminuyendo los signos de celo. Si no proporcionamos suficiente luz o aire, debemos considerar la posibilidad de romper las paredes, añadir más ventanas o instalar luces eléctricas adicionales.
3. Espacio: Para que una vaca sea feliz necesita libre acceso a la comida, el agua y la cama.
Necesitan poder moverse libremente. Deben ser capaces de caminar entre el grupo sin tocarse entre ellas. Necesitan disponer de un lugar seguro al que poder retirarse en caso de que surja algún conflicto o cuestión jerárquica. Por ejemplo, las vacas dominantes suelen comer primero, lo que puede suponer un obstáculo importante para las subordinadas. Así que además de buenas patas, buenas piernas y buen agarre al suelo, necesitan espacio. Este movimiento libre esencial no es posible en un grupo superpoblado. La situación ideal permitiría que dos vacas pasaran una al lado de la otra detrás de una hilera de otras vacas comiendo.
4. Alimento: Las vacas felices deben poder acceder al comedero de forma segura las 24 horas del día, con suficiente espacio para comer de forma relajada.
Un punto por vaca sería un entorno de alimentación ideal. Las vacas son animales gregarios, por tanto, les gusta comer al mismo tiempo. Agrupar las vacas de primera lactación separadas de las que tienen múltiples lactaciones dará como resultado una mayor productividad. Esto se debe a que las vacas primíparas son generalmente subordinadas, y, cuando se separan, comerán de forma más relajada. Por lo general, visitan el comedero con mayor frecuencia y consumen raciones más pequeñas, pero pueden tener una mayor ingesta de materia seca. El comedero debe estar 4 pulgadas más alto que el nivel de las patas de las vacas. Si está más alta, las vacas comerán con la cabeza en posición horizontal, masticarán menos y producirán menos saliva.
5. Agua: El acceso ilimitado al agua potable es tan importante como tener suficientes alimentos frescos.
Las vacas necesitan 5 litros de agua para comer 1 kilogramo de materia seca. A los animales les gusta beber el agua más limpia y fresca posible. También les gusta beber inmediatamente después de ser ordeñadas. Por tanto, los bebederos deben estar en múltiples posiciones cerca de los pasillos de alimentación. Por norma general, debería haber un gran depósito de agua por cada veinte vacas, o un suministro más pequeño por cada diez vacas. Una vaca bebe de seis a ocho veces al día, hasta 20 litros a la vez. La suciedad en el fondo de los tanques le dará al agua un sabor desagradable. Las bacterias crecerán, causando que el agua huela mal. Esto representa un peligro para la salud de los animales. Vacíe los tanques de agua diariamente y límpielos profundamente una vez a la semana.
6. Descanso: A las vacas felices les gusta tumbarse en el suelo de una cama suave y con agarre.
La suavidad previene los daños en las rodillas delanteras y los corvejones. Un buen agarre evita que las vacas se resbalen y se deslicen y que se dañen la columna vertebral y los corvejones. Las vacas que están de pie y esperando no están acostadas porque no están cómodas. ¿Qué mensaje envía esto al responsable de la granja? Las vacas le están diciendo que temen lastimarse en las camas disponibles. Proporcione a cada vaca al menos una cama suave y profunda, usando arena u otro material suave. Limpie las camas al menos 3 veces al día y rellénelas semanalmente.
Para comprobar si las camas están secas y cómodas, puede hacer la “prueba de la rodilla”. Arrodíllese tres veces durante 10 segundos en algunas de las camas para determinar si son lo suficientemente suaves para las vacas. Además, la “prueba de la espalda” nos dice si las camas son demasiado abrasivas para los corvejones de las vacas. Si tiene un establo que necesita mejoras, comience la reconstrucción cuanto antes. Propóngase adaptar 10 camas en consecuencia, y deje que las vacas le convenzan.
Conclusión
Proporcionar un confort óptimo a las vacas a través de estas seis necesidades básicas en establos abiertos no es fácil. Pero ajustar cualquier sistema para abordar las deficiencias que las propias vacas nos piden, mejorará la granja. Si aprendemos a centrarnos en proporcionar aire fresco, luz, espacio y las máximas oportunidades para comer, beber y descansar, el resultado será un entorno que favorezca la producción, la salud y la limpieza, a la vez que se minimizarán las heridas, las lesiones y las cojeras.
Una vaca más sana es más feliz. La próxima vez que se acerque al rebaño puede intercambiar miradas de conocimiento con sus vacas, porque habrá escuchado lo que le dicen.
Publicado originalmente en Progressive Dairy